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lunes, 27 de febrero de 2017

Seminario "El orden de los libros en el Chile colonial"

(9 Noviembre 2016)


La Biblioteca Patrimonial de la Recoleta Dominica en conjunto con los Cuadernos Chilenos de Historia de la Educación, con el patrocinio del Instituto de Historia de la Universidad Católica, los invitan al seminario “El orden del libro en Chile colonial” que se realizará el miércoles 9 de noviembre desde las 14 a las 19 hrs. en la Biblioteca Patrimonial de la Recoleta Dominica, Av. Recoleta #683 (Metro Cerro Blanco)

Este seminario que se realizó en nuestra Biblioteca patrimonial, contó con la presencia de interesantes y jóvenes investigadores chilenos, junto al reconocido profesor Mario Orellana, Premio Nacional de Historia 1994, entre los investigadores que expusieron sus avances están


Eduardo Gutiérrez,  Universidad Nacional Andrés Bello

"La botica de San Miguel: Las bibliotecas jesuitas y sus usos"

Pueden revisa un paper  de Eduardo en la revista de historia social de la Universida de Santiago, que lleva por título: "Desde el colegio máximo a la Biblioteca Nacional: Usos y resignificación de una Biblioteca 1767-1813" en el enlace http://bit.ly/2mwSgWL.

Para quienes quieran ahondar más en éste tema una tesis complementaria es la de Julio Vera Castañeda llamada: "La vida social de la botica del Colegio Máximo de San Miguel: apuntes sobre las prácticas farmacéuticas de los jesuitas en el reino de Chile (S. XVII – XVIII)" en el siguiente enlace http://bit.ly/2mDxqEx





Miguel Lecaros Álvarez , Pontificia Universidad Católica de Chile
"Lectores y libros del convento de Santo Domingo (S. XVII)"
(miguellecaros.a@gmail.com)

Licenciado en Educación y profesor de historia y ciencias sociales (2012), Universitidad del Pacífico. Estudiante de Magíster en Historia de la Universidad Católica de Chile (PUC). 

Un paper que complementa el trabajo de este investigador y que presentó en el seminario, que lleva por nombre: " Lectores, cátedras y libros: prácticas y costumbres universitarias en el convento de Santo Domingo de Santiago de Chile durante el siglo XVII"encontraremos en el siguiente enlace: http://bit.ly/2lOVc15 

Historiador y profesor de Historia de Chile que se ha especializado en el estudio de las universidades y bibliotecas coloniales en el Reino de Chile. Desde el pregrado hasta el postgrado ha estudiado el quehacer educativo y cultural que se desarrolló en Santiago de Nueva Extremadura, particularmente el caso de los dominicos. Ha impartido docencia en establecimientos secundarios y universitarios enseñando Historia de Chile Colonial e Historiografía.Co-editor de los Cuadernos Chilenos de Historia de la Educación, expositor y coordinador en distintos eventos académicos nacionales y extranjeros. Además, colabora en diversas revistas científicas especializadas. Becario Instituto de Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile (2014-2015).



Mario Orellana, Premio Nacional de Historia 1994.
"Estudio comparado de los historiadores Alonso de Ovalle y Diego Rosales" 

Se podría decir muchas cosas del profesor Mario Orellana, alumno de Ricardo Krebs, y Mario Gongora; así como ayudante de Guillermo Feliú Cruz, en la Universidad de Chile mientras estudiaba Licenciatura en Filosofía con mención en Historia. Teniendo compañeros a Sergio Villalobos y Rolando Mellafe. 
Realizo su tesis sobre la Arqueología de Egipto, acerca de las primitivas aldeas agrícolas de este país. Desde ahí comenzó a trabajar los temas de Chile y su prehistoria y la relación hispano-aborigen.

Fundo la Sociedad Chilena de Arqueología en 1963, formando más tarde junto a Grete Mostny y Bernardo Berdichewski, la licenciatura en Arqueología en la Universidad de Chile. Posteriormente, en 1970 fundo el departamento de Antropología, institución que dirigió hasta 1975.

Su gran aporte a la arqueología nacional, la prehistoria y etnología lo hicieron merecedor del Premio Nacional de Historia en 1994.
Más información en Memoria Chilena: http://bit.ly/2lub2gF, podrás encontrar textos, libros y datos para profundizar sobre la figura de este destacado investigador chileno.
Papers en Dialnet: http://bit.ly/2luj4Gc







jueves, 27 de noviembre de 2014

Los clásicos griegos de la Biblioteca Patrimonial Recoleta Dominica

Las bibliotecas en occidente surgen como un fenómeno cultural posterior a la invención de la imprenta con el propósito de poder organizar y distribuir los conocimientos que se estaban difundiendo. De manera simultánea, los distintos establecimientos educacionales, principalmente las universidades, la imprenta y las bibliotecas se multiplicaron en el viejo continente desde del siglo XV. Con el descubrimiento del nuevo mundo, el imperio español estableció algunas de sus instituciones en América, es así como se fundaron las primeras universidades, las primeras imprentas y como consecuencia, surgen las bibliotecas.

En Chile, la primera imprenta tarda en llegar, a inicios del siglo XIX aparece la primera máquina que permitió imprimir libros en nuestro país. Sin embargo, las universidades y las bibliotecas surgen tempranamente en esta región, aproximadamente en la segunda década del siglo XVII podemos ver el funcionamiento de las primeras universidades y bibliotecas, de las órdenes religiosas y de las familias más adinerada de Santiago. La biblioteca de los padres dominicos tuvo una de las colecciones más grandes del país, aproximadamente cinco mil libros que estaban en la Iglesia de Santo Domingo y que ahora se conservan en la Biblioteca Patrimonial de la Recoleta Dominica.

En esta serie de comentarios se presentarán algunos de los libros que se encuentran en Biblioteca Patrimonial de la Recoleta Dominica, particularmente los volúmenes que están en el catálogo de Santo Domingo, el depósito de textos más antiguos que alberga ésta biblioteca.

En mi opinión, una biblioteca es muy similar a un museo, en el sentido que ahí se conserva la inspiración de distintos creadores o autores. Por esta razón, creo, que podemos aprovechar estos espacios de dos formas –sin lugar a duda, hay muchas más manera de sacarle provecho a una biblioteca-. La primera tiene relación con el estudio de la materialidad del libro, es decir, considerar al libro como un objeto de arte. Esta perspectiva le permite al investigador analizar un volumen desde el tipo de encuadernación hasta el ilustrador que diseñó ese texto. Una segunda manera, podría ser el estudio de los libros a partir de la historia de la lectura, una corriente de estudio que se ha trabajado bastante en el viejo continente.

Como ya habíamos mencionado, con el descubrimiento de América los europeos conocen a los americanos y a su vez los aborígenes (gente que está desde el origen, ab: desde y origen: inicio) descubren a los europeos. En estos procesos culturales de intercambio se produce la mezcla, y surge lo mestizo, es decir nosotros; una mezcla entre los costumbres ancestrales americanas y la tradición de Europa occidental. Estos procesos de contacto cultural tuvieron distintas dimensiones sociales, económicas, políticas, religiosas y culturales; en el caso de las prácticas culturales podríamos señalar que el predominio de la mezcla, en el campo de la cultura académica, lo mantuvo el carácter europeo, principalmente a través de la cultura escrita y los distintos centros educacionales que reproducían, en la medida de lo posible, las enseñanzas que se transmitían principalmente en España.

Es de esta manera en que se puede comenzar a comprender la existencia de los autores clásicos como Platón y Aristóteles en ésta biblioteca. Desde el siglo XVII en adelante, creo, que se estudió en el convento de Santo Domingo y en la Universidad de Santo Tomás de Aquino, la cultura clásica a partir de estos libros, principalmente con la Opera de Aristóteles que se encuentra en seis volúmenes, en una edición hecha en Roma durante el 1668 que está escrita en latín y que se conserva en los depósitos de la Recoleta Dominica.








La gran interrogante que surge a partir de esta breve reflexión es ¿Cómo llegaron los clásicos a la biblioteca de los padres dominicos durante el siglo XVII? Esa y otras inquietudes se pueden comenzar a resolver a medida en que se vaya trabajando en los libros y en los archivos. La riqueza cultural que se alberga en la biblioteca, hay que aprovecharla, para poder comprender de mejor manera el pasado. Por esta razón se hace esta invitación para que todos quienes tengan deseos por estudiar nuestro pasado se acerquen a esta biblioteca y descubran nuestro legado histórico-patrimonial.







Miguel Lecaros Álvarez
Estudiante del Magíster en Historia PUC